Las pasiones tristes, según Daniel Rosso. Los grupos juveniles antikirchneristas.







Unidad Básica

(...) Las manifestaciones opositoras se las puede describir (en principio) como sugiere este artículo de Daniel Rosso. Como algo claramente conspirativo. Mi simple crítica es que no es una lectura absoluta. De ninguna manera. Porque juegan también allí, en el centro de las manifestaciones, otros elementos no visibles. Como emergentes políticos y psicosociales. La decepción por el presente y por la sociedad en que viven estos jóvenes autonominados libertarios, o anticuarentena o nominaciones así. Siempre los jóvenes protestaron. En todas las épocas. El “no hay futuro” siempre estuvo ahí. En la calle. La novedad quizás, es que estos actuales movimientos contestatarios antikirchneristas son de ultraderecha y muy extremadamente intolerantes. Y que a su vez, cuentan con apoyo de los grandes medios comunicacionales, que potencian la visibilidad de sus protestas. Entre otros emergentes más que exceden el análisis.

Dice Daniel Rosso, en su artículo en Contraeditorial:

(…) Estas manifestaciones, entre otras cosas, son el intento de recrear un espacio público con discursos descartables. La democracia necesita de palabras consistentes para que la fuerza no termine descartando a las palabras. Por eso, lo que está en discusión hoy en la Argentina –tras el repliegue de la ciudadanía hacia lo privado para protegerse del virus –es cuál será el diseño del futuro espacio público. Hay dos opciones: uno integrado por discursos y palabras legitimadas, otro compuesto por discursos y palabras que forman parte del arsenal de “las pasiones tristes”.

La síntesis de estos últimos discursos es: no importa lo que digo porque lo único que me importa es que lo que digo produzca daño. Son pertrechos de una democracia de guerra. Además, son discursos cuya eficacia está desvinculada de su contenido. Crean un vocabulario en la superficie que tiende a degradar el espacio público.

(…)

El actor protagónico de esta democracia youtuber es el “propietario”: son los que denuncian que se les sacó algo que poseen. Es decir: son propietarios “despojados”. Es la identidad opuesta a la del usurpador. ¿Qué se les usurpa? Las libertades, la república, la justicia, las propiedades. Por supuesto: es un despojo imaginario. Por eso, denuncian que se les sacó algo que poseen. Cualquier gobierno democrático tiene dificultades ante ello: porque no puede reponerles lo que nunca han perdido.

Los gobiernos no pueden darles lo que ya tienen. Entonces, la democracia youtuber es aquella donde los propietarios logran instalar un escenario de “desposesión imaginaria”. En ese marco artificial el problema no son los desposeídos sino los propietarios que pierden sus posesiones.

Pero, ¿a qué se oponen estos opositores de las pasiones tristes? Se oponen a que el gobierno gobierne.

Por eso, es una oposición agregativa: van incorporando nuevos ítems a su menú de demandas en la medida en que el gobierno incorpora nuevas políticas a la discusión pública. De este modo, el discurso opositor en estas manifestaciones es exactamente el discurso gubernamental invertido: el gobierno dice reforma judicial, ellos dicen no a la reforma judicial; el gobierno dice cuarentena, ellos dicen no a la cuarentena; el gobierno dice vacuna rusa, ellos dicen no a la vacuna rusa. Y así hasta el infinito.

Es decir: la oposición que desarrollan es la oposición a la existencia del mismo gobierno. No lo quieren en tiempo presente pero tampoco en tiempo pasado. Es decir, no sólo no lo quieren gobernando: además, lo que no quieren es que haya sido elegido.

De este modo, la República Youtuber es aquella que se opone a la existencia de aquello a lo que se oponen. Es decir: sus actos de oposición son actos de exterminio

(...)

https://contraeditorial.com/la-republica-youtuber/?fbclid=IwAR1qL38xIwO92NeJpW95bi5PGuVYeo-iUQI17QoaETzeMUD-oflWWS3lcI4




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